El codo de tenista es una dolencia bastante común. Se estima que casi el 5% de la población la padece, normalmente hombres, y a pesar de su nombre no es patología exclusiva de tenistas. Si bien los tenistas son los más afectados por el tipo de movimiento que realizar en la práctica de su deporte, también es común entre golfistas, levantadores de pesas e incluso ciclistas.
¿Qué es exactamente el codo de tenista?
Aunque se conoce normalmente como “codo de tenista” su denominación médica es epicondilitis. El sufijo ‘itis’ indica inflamación, por lo que la epicondilitis se entiende como la inflamación de los tendones epicondíleos, que son los que unen la musculatura del antebrazo y de la mano con el epicóndilo en la cara lateral externa del codo. Esta parte de la musculatura se encarga de controlar los principales movimientos de la mano, de ahí que se vea afectada en estos tipos de deportes.
El codo de tenista no implica una inflamación visible o hinchazón, sino que son los tendones los que están inflamados y ocasionan el dolor y las molestias, sobre todo al doblar el codo o al tratar de hacer fuerza con la mano, por ejemplo al apretar el puño.
El codo de tenista o epicondilitis es conocido con muchos nombres distintos: dolor lateral del codo, codo de tenis, codo del remero o de golfista, tendinosis del extensor conjunto y peritendinitis del codo. Todas estas definiciones hacen referencia a la misma dolencia, bastante incómoda por otro lado.
Síntomas del codo de tenista
Los síntomas más habituales del codo de tenista son los siguientes:
- Dolor en la parte lateral del codo que ocasiona molestias al realizar movimientos como presa o agarre en la mano. Por lo general, se observan molestias al cargar pesos con la palma de la mano hacia arriba o al apretar el puño.
- Dolor punzante si se palpa la parte lateral externa del codo. Este dolor solo es visible cuando se toca el punto en concreto del codo afectado, pero es bastante doloroso.
Hay que tener en cuenta que hay otros trastornos que producen dolor en la parte lateral del codo y que no se deben a la lesión de los tendones. Estos dolores se pueden producir con algunas patologías de la columna cervical o determinadas alteraciones internas de la articulación del codo.
Causas que provocan el codo de tenista
La epicondilitis es una patología que se produce por sobreuso de la zona afectada, es decir, por realizar esfuerzos repetitivos realizados con los músculos que extienden la muñeca y los dedos y relacionados con las actividades cotidianas. Además, si la equipación que se utiliza a la hora de realizar estos deportes (tenis, golf, remo) no son las adecuadas, la incidencia puede ser mayor.
Este sobreuso (o mal uso) va lesionando los tendones con los que dichos músculos se anclan al hueso, situados en la parte lateral del codo, en una prominencia que se llama epicóndilo humeral, de ahí el nombre de la patología.
A pesar de ser llamada habitualmente codo de tenista, los deportes de raqueta (como el propio tenis, padel o ping-pong), son la causa directa tan sólo en el 5% de los casos. Ya que se relaciona con múltiples ocupaciones (oficinistas, tareas del hogar, construcción, jardinería, carpintería, caldereros, etc.) y otro deportes como golf, biciclimo de montaña o remo.
Tratamiento del codo de tenista
El tratamiento no quirúrgico del codo de tenista tiene éxito en la inmensa mayoría de los casos. Sólo unos pocos casos necesitan finalmente de la cirugía para solucionarse (hablamos de menos del 5%).
El tratamiento más común es el siguiente:
- Aplicar frío cuando comienzan a aparecer los síntomas. Posteriormente se podrá aplicar calor en la misma zona.
- Dado que el origen del codo de tenista está en los tendones, el reposo es una solución muy eficaz.
- Los antiinflamatorios no esteroideos en pomadas también tienen efectividad a la hora de tratar el codo de tenista.
- La fisioterapia ayudará a reducir las molestias, realizada siempre en clínicas de confianza.
- Una rehabilitación basada en estiramientos contribuye a la recuperación del codo de tenista.
- Una vez haya mejorado la dolencia es de vital importancia cuidar la higiene postural para evitar futuras apariciones.
Otros tratamientos que podemos encontrar son los siguientes:
- Las infiltraciones guiadas por ecografía tienen mayor eficacia y reduce el riesgo de errores de forma significativa.
- También son usados ortesis (brazaletes) que ayudan a descargar los tendones afectados.
- En determinados casos, una o dos inyecciones locales con corticosteroides pueden resolver el dolor y la limitación funcional.
- Últimamente se ha introducido la inyección de ácido hialurónico o de plasma de sangre del propio paciente en los tendones dañados, llegando hasta un 79% de éxito en pacientes en los que habían fracasado otros tratamientos no quirúrgicos.