¿Cuál es el mejor método para prevenir alteraciones o potenciar el funcionamiento físico? Aunque existen diversas técnicas, pocas pueden lograr buenos resultados en ambos panoramas como lo hace el ejercicio terapéutico. Esta parte de la fisioterapia es muy efectiva porque se trata de la ejecución sistemática así como planificada de movimientos en el cuerpo, actividades físicas y posturas.
Todo esto se hace con la intención de lograr ciertos objetivos del paciente como corregir alteraciones, mejorar o restablecer el funcionamiento físico y optimizar la sensación de bienestar. También es ideal para prevenir y reducir factores de riesgo para la salud o para intervenir en tratamientos relacionados con el entorno laboral.
Ejercicio terapéutico para complementar los tratamientos de fisioterapia
El ejercicio terapéutico está enfocado en restablecer la función musculoesquelética, mejorar la calidad de vida y conservar el bienestar. Por ello, cuando se hace una valoración del movimiento en los pacientes, se pueden ver dos tipos de resultados, que son la disminución y el aumento del movimiento.
Para entenderlo de otra forma, explicaremos este método con una de las lesiones más comunes, es decir, el dolor cervical. Para trabajar en ello se debe incluir en el programa de rehabilitación los siguientes ejercicios:
1. Ejercicios de movilidad
Este tipo de ejercicio con fines terapéuticos se deben aplicar en la zona dorsal que seguramente será la zona con mayor rigidez. Un buen ejercicio es acostarse boca arriba colocando un balón blando en la zona dorsal alta, luego se hacen movimientos de flexión y extensión para mejorar la movilidad de esta área. Estos deben hacerse de forma lenta y siempre acompañado de la respiración.
2. Tonificación o control motor
Se deben hacer en toda la lordosis cervical, ya que los ejercicios buscan una tonificación de las fibras musculares profundas que sujetan nuestro cuello. Para ello usaremos la técnica de lateroflexión, aquí es necesario acostarse de lado y colocar el balón blando debajo de la zona de la oreja. Posteriormente, se hace una pequeña fuerza mantenida hacia el suelo, esta presión debe durar unos 5 segundos y nunca debe usarse fuerza excesiva, ya que el objetivo es reclutar las fibras profundas.
También se puede trabajar con la extensión, en este caso nos acostamos boca arriba, colocamos la pelota debajo de la cabeza e intentamos hacer presión metiendo un poco la barbilla hacia la extensión. Esto se mantiene unos segundos, siempre con la intención de activar fibras profundas.
3. Relajación
Se utilizan en la musculatura larga que está contracturada. Estos movimientos se deben hacer posterior a ejecutar los ejercicios terapéuticos mencionados anteriormente. Para ello, nos sentaremos con las piernas cruzadas y haremos estiramiento de lateral flexión, es decir, con la mano derecha tomamos la cabeza y estiramos hacia ese mismo lado. Esto debe realizarse por al menos un minuto en cada lado.
Asimismo, otro buen ejercicio de relajación es dejar caer la cabeza hacia adelante por un minuto. Con esto se pueden estirar los músculos que por reflejo se han quedado contraídos.