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¿Por qué las torceduras y distensiones son consideradas lesiones deportivas frecuentes?
Explorando las razones detrás de la prevalencia de torceduras y distensiones en el ámbito deportivo.

Cuando los ligamentos son estirados demasiado o una articulación se mueve a una posición antinatural es muy probable que se produzca un esguince que pueden ser torceduras y distensiones. Al ocurrir este diagnóstico el paciente presenta dolores musculares, hinchazón, articulación rígida e inclusive hay un cambio de color en el área afectada.

¿Qué son las torceduras y distensiones?

En el caso de la torcedura se trata de la torsión o sobre estiramiento que puede sufrir un ligamento. Tanto las caídas como los golpes pueden causar que los ligamentos se vean afectados, lo cual es bastante doloroso ya que son tejidos que conectan los huesos de una articulación.

Es por eso que las torceduras más comunes se presentan en el tobillo y en la muñeca. Entre los síntomas se incluye el dolor, la incapacidad para mover la articulación, inflamación y hematomas.

Por su lado, las distensiones son músculos o tendones estirados que pueden llegar a romperse. Al estirar muchos los tendones, cuya función es conectar los músculos de los huesos, se puede causar una distensión. A diferencia de las torceduras, las distensiones pueden ocurrir de forma repentina pero también pueden desarrollarse de forma silenciosa.

Es por ello que es una de las lesiones deportivas más frecuentes, que suelen afectar los músculos de la espalda y los isquiotibiales. Los síntomas se presentan con dolor, dificultad para mover el músculo, espasmos musculares e inflamación.

Opciones de tratamiento para torceduras y distensiones musculares

Tanto las distensiones como los esguinces que ocurren en la práctica deportiva pueden tratarse de la siguiente manera:

1. Método RICE

Durante el cuidado inmediato sobre todo de un esguince podemos aplicar el método RICE, que por sus siglas en inglés se describe así:

  • Reposo: es importante evitar aquellas actividades que causen más dolor o hinchazón. Sin embargo, la actividad física no debería quedar fuera durante la etapa de recuperación.
  • Hielo: el hielo debe aplicarse de forma inmediata incluso si buscamos ayuda médica. Lo ideal es cubrir la zona con frío por 15 o 20 minutos durante los primeros días de la lesión. Este proceso debe repetirse cada tres horas mientras estemos despiertos.
  • Compresión: una forma de detener la inflamación es comprimiendo el área con una venda elástica hasta que logremos calmar este efecto de la lesión. Es importante no comprimir demasiado, ya que se corre el riesgo de dificultar la circulación.
  • Elevación: para reducir la inflamación, el área lesionada deberá ser elevada por encima de la altura del corazón. Esto se debe aplicar sobre todo durante la noche cuando nuestro cuerpo no tiene movilidad.

2. Fisioterapia

Al pasar los primeros días, seguramente el médico nos recomendará acudir a tu clínica de fisioterapia. Debido a que con la ayuda de las diversas técnicas que ofrece esta rama de la medicina podemos incrementar la estabilidad y la fuerza de la articulación.

Lo ideal es comenzar el tratamiento fisioterapéutico tras quitarnos el dispositivo de inmovilización, en caso de que así sea. Puesto, que al estar inmovilizado el músculo o el ligamento presentará bastante rigidez.

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