El ejercicio se ha convertido en una herramienta indispensable para mantener y mejorar la salud, y en fisioterapia es una de las herramientas más efectivas para la rehabilitación. Sin embargo, no todos los tipos de ejercicio tienen el mismo propósito ni se aplican de la misma manera. Existe una distinción fundamental entre el ejercicio físico y el ejercicio terapéutico. Este artículo profundiza en las diferencias entre ambos, sus aplicaciones y cómo saber cuál es adecuado para cada caso.
¿Qué es el ejercicio físico?
El ejercicio físico se define como cualquier actividad que mejore o mantenga la aptitud física general y la salud. Los tipos de ejercicio físico incluyen actividades aeróbicas, entrenamiento de fuerza, ejercicios de flexibilidad y actividades recreativas como el baile o el deporte. En general, el ejercicio físico tiene los siguientes objetivos:
Mejorar la condición física: Aumentar la resistencia cardiovascular, la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio.
Mantener la salud: Reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad.
Optimizar el rendimiento: Ayudar a las personas a lograr un mejor rendimiento deportivo o físico en sus actividades diarias.
Las recomendaciones de ejercicio físico se aplican a la mayoría de las personas sanas y pueden adaptarse en intensidad y frecuencia, pero están orientadas a la mejora o mantenimiento de una salud general sin un objetivo específico de rehabilitación.
¿Qué es el ejercicio terapéutico?
Por otro lado, el ejercicio terapéutico es una herramienta usada en fisioterapia con el propósito de tratar, prevenir y mejorar condiciones específicas de salud. No se enfoca tanto en el rendimiento físico general, sino en la rehabilitación y en la mejora de la funcionalidad y calidad de vida de una persona con una condición particular. Sus objetivos son:
Recuperar la función perdida o limitada: Facilitar la recuperación de una función afectada, como el movimiento en una articulación o la fuerza de un músculo.
Aliviar el dolor: Mediante ejercicios cuidadosamente seleccionados que ayudan a reducir o gestionar el dolor crónico o agudo.
Rehabilitar tras una lesión o cirugía: Ayudar a que el cuerpo se recupere correctamente después de una intervención quirúrgica o una lesión.
Prevenir futuras complicaciones: Diseñar programas de ejercicio que prevengan futuras lesiones o recaídas en pacientes que han pasado por algún tipo de disfunción.
Este tipo de ejercicio es prescrito y supervisado por profesionales de la salud, como los fisioterapeutas, quienes diseñan un programa personalizado según la patología y necesidades específicas del paciente.
Diferencias clave entre ejercicio físico y ejercicio terapéutico
Ejercicio Físico
Mejorar condición física y salud general
General, adaptable pero sin enfoque clínico
Autoguiado o guiado por entrenadores o instructores
Personas sanas o con mínimas limitaciones
Mantener o mejorar estado físico general
Terapéutico
Rehabilitar, aliviar dolor y restaurar funciones
Personalizado, con enfoque en la patología del paciente
Supervisado y adaptado por fisioterapeutas
Personas con condiciones médicas específicas
Tratar y mejorar disfunciones corporales
¿Cuándo optar por cada tipo de ejercicio?
Ejercicio Físico: Es ideal para personas que buscan mejorar su estado físico general, prevenir enfermedades o mantenerse activas. Los adultos sanos pueden practicar ejercicio físico de forma regular, como caminar, correr, hacer yoga o levantar pesas, sin necesidad de supervisión clínica.
Ejercicio Terapéutico: Es indicado para personas con una condición de salud específica, lesiones, o que están en proceso de rehabilitación. Es crucial acudir a un fisioterapeuta para realizar una evaluación inicial y recibir un plan de ejercicios adecuado. Esto es especialmente importante en casos de:
Dolor de espalda crónico o recurrente
Recuperación postoperatoria
Lesiones deportivas o laborales
Enfermedades neuromusculares como esclerosis múltiple o Parkinson
Problemas de movilidad o equilibrio en adultos mayores
Beneficios de realizar ejercicio terapéutico bajo supervisión
Prevención de recaídas: Los fisioterapeutas guían a los pacientes para que eviten patrones de movimiento incorrectos o riesgos de lesión.
Progresión adecuada: Los ejercicios se ajustan en dificultad y complejidad, garantizando una evolución segura.
Atención personalizada: Cada ejercicio está adaptado a las necesidades individuales del paciente, lo que maximiza la eficacia.
Mejora de calidad de vida: Ayuda a que el paciente recupere la confianza en su cuerpo y recobre independencia en sus actividades diarias.